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Mi experiencia en el hotel Six Senses Douro Valley

El paisaje comienza a cambiar, dejamos la autopista para adentrarnos en tierras del río Douro (Duero), un valle de suaves colinas donde se cultiva la vid en terrazas y que desprende ese halo místico que solo la luz al atardecer sabe esparcir.

Es invierno y las parras no tienen hojas, pero aún así la estampa es de ensueño. Está cayendo la tarde, el sol se pone por el horizonte tiñendo en dorados el paisaje gris y pintando un escenario simplemente mágico. A lo lejos, pequeñas columnas de humo emborronan las formas con una neblina romántica, una atmósfera que me trae a la cabeza flashes de la película ‘Un paseo por las nubes’ donde Aitana Sanchez Gijón y Keanu Reenes despiertan su pasión al conocer los ritos sensuales de la cosecha. ¡Una pena que ya haya pasado la vendimia! 😉

Y de película es la llegada al hotel Six Senses Douro Valley. Rodeado de viñedos y ubicado en un enclave espectacular, la Quinta Vale de Abraao en Lamego (Portugal), es un lugar excepcional con unas vistas preciosas al río Duero.

 

Mirador dentro de la suite

Mirador dentro de la suite

El hotel está concebido para que puedas disfrutar de tu parte más hedonista sin ningún tipo de remordimiento.

 

El alojamiento es una casa solariega del siglo XIX, que ha sido renovada y perteneció a una de las grandes familias bodegueras portuguesas. De hecho, hay paredes llenas de lo que parece un álbum de recuerdos de familia. Puedes imaginártelo como un refugio hotelero del que no necesitarás querrás salir y que ofrece algo más allá de lo que podemos esperar la mayoría de los mortales, una experiencia única basada en un trato incomparable y una carta de servicios inmejorables: elegancia, exclusividad, calidad, encanto… Lo tiene todo, y mucho más de lo que te puedes imaginar, por eso es un Six Senses.

Diseñado para el disfrute de los sentidos, el viaje a la desconexión total comienza en el momento que llegas a la recepción y vas poco a poco descubriendo lo que te espera en cada uno de los diferentes niveles del hotel: catas de vino (of course!) en Wine Library donde degustar los matices del caldo de la región seleccionados por maestros enólogos, una piscina exterior infinita con efecto espejo, gimnasio con entrenador personal, piscina cubierta climatizada con chorros de hidromasaje, saunas aromáticas y camas blandas, tratamientos de Spa terapéuticos, billar, juegos de mesa, Alquimia Bar (para hacer tus propias lociones o pócimas mágicas), taller de pintura, zona de lectura, Workshops de arte, zonas de relajación y meditación al aire libre… Y seguro que me dejo algo.

 

Piscina exterior efecto espejo

Piscina exterior efecto espejo

Alquimia Bar

Alquimia Bar

Recepción del hotel

Recepción del hotel

La escalinata que baja la piscina y los jardines exteriores

La escalinata que baja la piscina y los jardines exteriores

Ha llegado el momento de ponerse cómodos.

Nuestra villa es un apartamento enorme y precioso en el que te quedarías a vivir perfectamente. Parece una cabaña de los Alpes porque está abuhardillado y forrado en madera, pero allí nunca te darían la bienvenida con una botella de Oporto y unas deliciosas trufas. La decoración es sofisticada, pero con un toque tradicional, solo hay que ver en el salón los platos y bandejas de cerámica expuestos en pared que te hacen sentir como en casa. Cuenta con su propio jardín al que accedes a través de una pasarela, una pequeña piscina y gimnasio. La cama tamaño King size es una experiencia única y no tanto por su tamaño, sino por la calidad de sus materiales. Al tumbarte sientes como el colchón se adapta perfectamente a tu cuerpo, y el edredón y la almohada te abrazan con su suavidad y delicadeza… El descanso aquí está garantizado.

Otra de las cosas a mencionar, es el cuarto de baño. La ducha literalmente tiene el tamaño de un baño turco (pero sin el vapor), y cuenta con un banquito donde aposentar tus posaderas y relajarte mientras te deleitas observando el precioso paisaje desde la ventana. Pero lo mejor es el retrete, solo los había visto en Japón, con la tapa calefactada y los chorritos a presión… Una verdadera maravilla.

En la villa todo está pensado para que lo puedas controlar por control remoto, persionas, iluminación, temperatura… No querrás salir.

 

 

Pasión por la comida

En un hotel de estas características, te puedes imaginar cómo está la comida que se sirve en su restaurante Vale Abraão, y el buffet del desayuno, en el que se incluyen productos dulces y salados y del que probarías todo. Me gustó mucho que la cocina fuese abierta  porque puedes ver con qué meticulosidad trabajan los alimentos y el precioso emplatado con el que los presentan que da hasta pena comérselo. El restaurante ofrece platos de cocina gourmet e internacional y una carta de vinos muy seleccionado.

¿Lo mejor? Buscan la excelencia no solo en el sabor de los platos, también en el impacto que tienen los alimentos que consumimos tanto en nuestra salud como en el medio ambiente, por eso cocinan utilizando solamente productos naturales y biológicos, y todas las salsas son caseras. Para eso la carta está elaborada con productos de cercanía y de su propia huerta ecológica de hortalizas y hierbas. Ahí preparan su propia kombucha, kéfir…

 

 

Los entrantes de la cena

Los entrantes de la cena

Tostada de aguacate y huevo para desayunar

Tostada de aguacate y huevo para desayunar

Buffet dulce en el desayuno

Buffet dulce en el desayuno

restaurante Vale Abraão

restaurante Vale Abraão

Compromiso de bienestar

Otra de las cosas que llaman la atención en un hotel así es el cuidado y el respeto por el entorno en el que se halla con por ejemplo, la elección de materiales naturales, como la madera y la piedra para la decoración. También han sabido poner en marcha políticas de compromiso con el medio ambiente como el uso de plástico cero, desde las tarjetas de la habitación, las bolsas de basura, los amenities… Todo está seleccionado desde la responsabilidad ecológica y eso se agradece.

 

 

Tarjeta de la habitación en madera serigrafiada

Tarjeta de la habitación en madera serigrafiada

 

El Valle del Douro: territorio bodeguero

Visitar las Quintas do Douro es imprescindible para conocer el alma y el corazón del valle. Cada visita estimula los sentidos y no es necesaria una experiencia previa ni un conocimiento profundo sobre vinos. Además, toda la  región está declarada Patrimonio de la Humanidad debido a que por la orografía del paisaje, sigue siendo muy costoso y prácticamente imposible meter máquinas para la recolección de la uva por lo que la vendimia sigue realizándose de forma artesanal.

 

 

Excursiones por la zona

No puedes dejar de acercarte a Nossa Senhora dos Remedios en Lamego. Este monumento sacro tiene una enclave idílico, ofrece unas vistas preciosas del pueblo y sus alrededores. Eso sí, prepárate para subir 700 peldaños por la escalinata y no pierdas de vista los diferentes murales de azulejos en tonos azules. Acércate a la catedral del pueblo, y pide una porción de bôla en el Café da Sé, son famosas sus empanadas rellenas.

 

 

Monumento de Nossa Senhora dos Remedios

Monumento de Nossa Senhora dos Remedios

 

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