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Escapada a la Sierra de Madrid para madrileños perezosos

Llega el sábado por la mañana y después de la semana como que da pereza madrugar ¡¡en la camita se está de lujo!!, ¿no crees? Pues bien, este plan es para todos los remolones de fin de semana que cuando os levantáis tenéis ganas de comeros el día como si no hubiera un mañana. Te cuento cómo difrutar de una bonita ruta por Sierra de Madrid y desconectar de la ciudad ¡sin necesidad de pegarse el madrugón! SÍ, ES POSIBLE. 

Los de la capital (realmente yo soy de la periferia, pero me incluyo en el cliché) nos quejamos de que no tenemos playa (obvio), pero si de algo podemos presumir es de tener a una hora en coche unos paisajes de montaña que te transportan a las bondades de la naturaleza en toda su esencia.

Hay un montón de opciones para elegir, pero nosotros queríamos una excursión larga, así que decidimos hacer la ruta de los 7 picos, que ya la hicimos hace unos 3 años y nos gustó mucho. Preparamos los bocatas, cogimos un par de botellas de agua, unas patatas para el aperitivo, unos donuts para subir el azúcar, y todo a la mochila.

Como a la 13h dejamos el coche en el parking del puerto de Navacerrada (1800 metros de altitud) y aunque estamos a primeros de julio y era medio día, la sudadera no sobraba. El puerto de Navacerrada está ubicado en la sierra de Guadarrama y separa las provincias de Segovia y Madrid. Es muy conocido por su estación de esquí, de hecho se puede ver nada más aparcar los telesillas, el valle de Valsaín y la Bola del Mundo fácil de reconocer por sus antenas…

Bueno, voy al grano que me pierdo… Total que nosotros, ilusos, pensamos que íbamos a recordar perfectamente el camino pues ya lo habíamos hecho, crees que son las típicas cosas que se quedan grabadas y ni mucho menos…

 

Empezamos la subida al lado de un cartel grande que pone alquiler de esquís. Recordábamos que en su momento habíamos subido la cuesta del cerro del Telégrafo justo por debajo del telesilla, y en esta ocasión habían colocado una vaya por la que parecía que no se podía pasar, pero si te fijas bien hay un hueco por el que te puedes meter colar.

Así que empezamos nuestro ascenso ahí. Aquí hago un inciso para decir que llevamos a nuestra perra, una husky de 3 años que disfruta como una enana. La llevamos atada hasta que empezamos a ver más claro el camino, y que no hubiera mucha gente para no molestar… ¡Consejo! A lo largo del camino encontramos varias vacas con un tamaño y unos cuernos importantes, y caballos… Para no llevaros ningún disgusto ir pendientes del camino, o de los sonidos de los cencerros para atar a tiempo a vuestro perro si no queréis que salga corriendo detrás de una.

Bueno, volvemos al camino por el que vas ascendiendo tranquilamente, y que te ofrece unas vistas preciosas del skyline de Madrid con las torres, el embalse de Valmayor y de los pueblos de la sierra que aparecen salpicados en el paísaje. Hasta aquí todo bien, pero cual es nuestra sorpresa cuando empezamos a descender… y la ruta no tiene pinta de volver a subir…

 

 

Pues nada, ya nos hemos desviado… ¿En qué momento nos hemos perdido? Como encima no llevamos ningún tipo de mapa topográfico, pues lo mejor que puedes hacer es preguntar (si tienes la suerte de encontrar a alguien) Ese fue nuestro caso y tuvimos la suerte de que la persona en cuestión llevaba un buen plano y sí, efectivamente nos habíamos desviado tanto de la ruta inicial que dar la vuelta y desandar lo andado ya no compensaba… ¿O sí? Aquí es donde te entra la risa y piensas igual si hubiera madrugado… pero bueno, a esas alturas no sirve de nada pensar en eso y decidimos pasar al plan 2.

Continuamos el camino con la pareja de excursionistas que tenían el plano y que iban haciendo la ruta de las Herrerías que supuestamente llevaba hasta una fuente. El sendero era algo complicado y decidimos tirar a nuestro ritmo, hasta que finalmente llegamos a esa fuente, ¡existía y eso significaba que íbamos por el buen camino! Toda esta zona atravesaba la ladera del 7 picos y es preciosa, con una vegetación súper frondosa, llena de helechos, arroyos, abetos y pinos… Una gozada.

 

Siguiendo las indicaciones que nos había facilitado la pareja de excursionistas, llegamos  a un cruce de caminos con varias indicaciones, nosotros teníamos que coger la que iba al Collado. Esta parte fue la más difícil porque es todo cuesta arriba, y finalmente cuando llegas a la cima donde te reciben otras impresionantes vistas.

Desde aquí bordeando los 7 picos por el valle lateral llegas a otro collado muy conocido, el Collado Ventoso desde el que salen varias sendas, entre ellas la Senda Schmid, ¡la famosa Senda Schmid! Este camino es ancho y está balizado con marcas amarillas, así que no tiene pérdida y siguiéndolo llegas por fin a las pistas de esquí y finalmente al albergue de Aviación. Solo queda seguir una carretera asfaltada que te deja de nuevo en el parking al lado de la Venta Arias.

Terminamos haciendo unos 12km, que no está nada mal para habernos perdido y descubriendo la ruta de las Herrería que nos encantó, eso sí, las agujetas del día siguiente no nos las quitó nadie. Tuvimos suerte porque cuando llegamos al parking serían las 6 de la tarde, y hacía un día espectacular, en otra estación del año, perdernos no nos hubiera hecho tanta gracia. Conclusión: En la montaña nunca te fíes… 

 

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