Cogemos vuelo directo a la Habana desde Madrid. Durante el trayecto, de charleta con mi madre me va contando anécdotas de cuando estuvo en Cuba hace 10 años, y yo pensando para mis adentros… «bueno, seguro que eso ya habrá cambiado…» Y que equivocada estaba.
En esas estamos, cuando llega el momento de cumplimentar el visado. La azafata nos avisa que no puede haber ningún borrón o equivocación en el papel y que no se puede perder. Aunque parece una tontería, para mi esto supone un auténtico dolor de cabeza, no sé cómo ni por qué, pero en otros destinos siempre he terminado dejándome el dichoso papel en algún lado y teniendo que dar explicaciones ante la policía…
Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de José Martí (Cuba)
Pasamos los controles de aduanas más rápido que en cualquier otro país y la primera impresión al salir a la calle es una importante sensación de humedad que te golpea la cara, acaba de llover bien y el suelo está lleno de charcos. La vegetación es frondosísima, me recuerda un poco a Bali y armoniza con el colorido escaparate de coches clásicos que hay aparcados. ¡Me encantan! Los había visto mil veces en fotos y estaba deseando subirme a uno.
De camino a la Habana, me llama la atención el poco tráfico que hay. Aunque es la ciudad más grande del Caribe, no tiene prácticamente coches y por lo tanto no hay atascos, un indicador que dice mucho del desarrollo de un país (para bien o para mal). En Cuba solo unos pocos privilegiados puede permitirse un vehículo y es para hacer negocio con él, no de recreo.
Alrededor de una hora más tarde, ¡llegamos a La Habana!
Única y pintoresca, con una belleza muy particular y colorida en todas sus facetas. La Habana ha crecido mirando al mar desde el malecón y es romántica y melancólica al mismo tiempo. Un paseo por sus calles sirve para comprender mejor lo que fue, a través de sus edificios, hoteles, patios y plazas se intuye «algo» de ese esplendor que tuvo.
Si te gusta la fotografía, la Habana se disfruta más que nunca porque sus escenarios son únicos e indescriptibles, es como un flashback en el tiempo, pero Cuba también es decadencia, y miseria y a veces, cuando miras a través del objetivo buscando un retrato humano, sientes que estás sacando algo tan íntimo, que no está bien. Uno de los periodistas que venía en el viaje con nosotros describía Cuba como «un pueblo indolente donde se han acostumbrado a vivir en esas condiciones de precariedad y así sobreviven». ¿Es que tienen otra opción? – me pregunto yo.
Imprescindibles en la Habana
Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1982, la zona conocida como la Habana Vieja es una visita indispensable para conocer su pasado colonial. Puedes descubrirla paseando o bien alquilando un cocotaxi, un curioso vehículo amarillo en forma de huevo que vendría a ser como una moto de tres ruedas, pero con dos asientos en la parte trasera cubiertos.
La Habana Vieja es conocida por sus preciosas calles y plazas. La ciudad nació alrededor de cuatro plazas principales que conforman una maravillosa ruta por la que merece la pena perderse callejeando como un habanero más. La Plaza Vieja, la Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas, el Castillo de la Real Fuerza, la riqueza cultural de Cuba está presente en todas las calles de la villa, así como el calor de su gente.
Estatuas, galerías de arte, museos, y palacios van siendo restaurados y abriendo poco a poco, por lo que probablemente si repites viaje, siempre descubrirás algo nuevo.
Deja tiempo para visitar El Capitolio, el Museo Nacional de Bellas Artes y el de la Revolución, la plaza de la Revolución donde ondea la bandera cubana y se encuentra el famoso relieve escultórico del Che Guevara, dar un paseo al atardecer por el Malecón (que es cuando más ambiente tiene), el parque de la Fraternidad, el cementerio, el barrio residencial del Vedado…
Los lugares más emblemáticos ( seguro que has oído hablar de ellos)
- La Bodeguita del medio. (Empedrado 207, junto a la plaza de la catedral. Abierta hasta las 24h00). El bar más famoso de la Habana gracias a Ernest Hemingway y otras personalidades como Salvador Allende, Nat King Cole…
- El Floridita (Obispo 557 con avenida de Bélgica). También le dio fama Hemingway debido a un cóctel que elaboró un camarero exclusivamente para él y le dio el nombre de Papa Hemingway, (lleva ron, hielo picado, zumo de uva y limón). Dicen que tienen los mejores daiquiris a precio del turista más despistado.
- Música en la terraza del Hotel Inglaterra. Por la tarde, en el bar de la azotea, se puede escuchar auténtica música cubana en directo.
- Club Tropicana. Uno de los cabarets más antiguos y famosos de Cuba. Merece la pena ver alguno de sus espectáculos que además tienen lugar a cielo abierto.
- Comer en algún Paladar. Son restaurantes donde suelen servir langosta y camarones. Los mejores los encontrarás fuera de la Habana Vieja.
- El Callejón de Hamel. Es una calle de apenas 200 metros de largo cerrada al tráfico y abierta a la imaginería afrocubana. Encuentras murales, grafitis, e instalaciones a base de chatarra y elementos en desuso como bañeras muy pintoresco. También puedes encontrar algún grupo de música actuando.
¡Te interesa seguro!
Conociendo lo mejor que tiene Cuba, su gente
Quienes ya han podido disfrutar de las bondades de esta magnífica isla saben que Cuba es mucho más que Fidel Castro, los puros, edificios coloniales, coches clásicos, y buenas playas. El sabor de Cuba se respira en las calles al compás de la rumba, y se deja conocer gracias a la cercanía de habitantes.
Lo mejor para conocer la realidad cubana es hablar con sus habitantes, y como empezar a hacer preguntas a un desconocido por la calle puede resultar un poco raro, la mejor excusa que nosotras encontramos para conseguir ese feedback de alguien era cogiendo un medio de transporte. Desde el coche clásico (también conocido como ‘almendrón’), el coco taxi, o incluso la bicicleta-taxi… Los conductores no solo te enseñarán la ciudad si no que podrás aprender mucho de ellos.
Como recomendación, regatea, sobre todo si quieres coger un coche clásico de los descapotables, mi opinión es que se les ha ido de las manos y los precios por carrera están por encima de los europeos. Por unos 10 minutos de trayecto, quizás menos, lo que se tarda de la terminal de cruceros en la plaza de San Francisco hasta el hotel Nacional son mínimo 15€. Por coger un cocotaxi durante 1 hora nos cobraron 25€. Hay taxis supuestamente legales que pagan su licencia y son más duros con eso de bajarte el precio, y otros que no son ‘oficiales’ y es más fácil, pero éstos últimos no pueden dejarte en las paradas oficiales.
Volviendo a los conductores, encontramos unos más parcos en palabras que otros, supongo que también deben de estar aburridos de que todos los turistas les vengamos con las mismas preguntas… El que más nos contó fue un hombrecillo que llevaba una bici-taxi y que cogimos en un momento en que empezó a llover a raudales. De camino nos contaba cómo no ha cambiado absolutamente nada con el nuevo gobernante, Miguel Diaz Canel y la fama de bebedor que tenía. El hombre después de pedalear contra el viento y marea nos dejó sanas y salva y encima no nos quería cobrar más que 2€. Ahí es cuando coges y le das 10€.
En las tiendas también es fácil que te den palique, o incluso vendedores ambulantes, pero es complicado que te cuenten mucho porque tienen miedo de que alguien les escuche y lo denuncie.
Lo cierto es que en la Habana a la gente se la ve alegre, y yo creo que parecen probablemente más «felices» porque viven al día, viven el presente sin esperar que algo vaya a cambiar. No como nosotros a los que muchas veces la frase, «la vida es lo que pasa mientras pensamos en el futuro» nos viene como al pelo.
Mejor temporada para viajar a La Habana
Aunque Cuba puede presumir de un verano eterno, la mejor temporada para viajar sería durante los meses de diciembre a marzo, que coincide con su temporada alta en la que hay menos humedad y el calor no es tan intenso, pero claro, te costará más dinerillos. Los meses de junio a agosto también son otra opción, pero sabiendo que te vas a encontrar con mucho, mucho calor y no precisamente del seco. Mayo, junio son meses de lluvias, y septiembre y octubre de ciclones.
Yo estuve en mayo y nos llovió todos los días. Igual llueve 3 horas con más intensidad, vamos que no puedes ni salir, y de repente se despeja y parece un día nuevo. La ventaja es que las calles se vacían y conoces otro lugar, con otra luz, con los edificios reflejados en los charcos… También merece la pena.
¿Qué tal funciona Internet?
Escaso y lento, así que no desesperes… Nos comentaron que ahora empiezan a llevarlo a algunas casas, pero en general si quieres conectarte debes hacerlo en plazas que tienen wifi (lo notarás al pasar porque están petadas de gente de pie mirando la pantalla) o acercarte a algún hotel y pagar por la contraseña. Para que te la den gratis te piden consumir un importe superior a XX. Y antes de nada tienes que comprar la tarjeta, que cuesta 1 euro / media hora más o menos que te permite conectarte. Nosotras la compramos en la terminal de cruceros.
Vamos que, Internet todavía es un tesoro. Eso sí, cuando uno se descarga una película o un vídeo, lo mete en un pendrive y eso se va copiando y copiando hasta que lo ha visto todo el mundo. Me contaba una cubana que le encantaba ver el programa de ‘La Voz Kids’…
También digo que no me vino mal desconectar del mundo durante unos días.
¿La Habana es una ciudad peligrosa?
Paseando por la Habana, que ya os digo que no fuimos solo por la zona turística, no sentí en ningún momento miedo o inseguridad, y eso que hay zonas con mucha miseria, y tienen peor pinta, pero creo que simplemente hay que tener un poco de sentido común y precaución con ciertas cosas como dejar el pasaporte en la habitación y llevar una fotocopia, no llevar mucho dinero encima sobre todo de noche e intentar dejar los oros en casa.
Jineteros hay en todos sitios, pero un cubano tiene que estar muy mal para robar pues las penas para ellos son muy duras. Hubo un guarda de seguridad que nos enseñó que en cada esquina (por lo menos en la zona centro) tienen cámaras de seguridad, cosa que te sorprende un montón porque miras para arriba y el edificio está que se cae por lo que nunca se te ocurriría poner ahí una cámara…
¿Qué moneda tienen?
Como te podrás imaginar tienen dos monedas, la suya que es el Peso Cubano (CUP) y que utilizan para comprar en los mercados en los taxis comunitarios y con la que pueden pagar en la mayoría de restaurantes y tiendas y luego está la moneda que utilizamos los turistas que se llama Peso Cubano Convertible (CUC) y el cambio ahora mismo de 1CUC equivale 1,15€. El dólar o el billete verde como dicen ellos está grabado con un 10% más por lo que conviene llevar euros, no dólares.
Para cambiar puedes hacerlo directamente en la CADECA (Casas de cambio oficiales) o en bancos, en el aeropuerto tienen una abierta 24horas. En algunos sitios podrás pagar con euros, pero solo con billetes, las monedas no las suelen coger.
Para que os hagáis una idea el sueldo medio de un funcionario al mes es de 20 dólares. Comprar unas galletas de maíz en la calle me cotó 2€, 25€ el cocotaxi / 1 hora, 3€ la cerveza, 7€ unos tacos cubanos, 5€ el mojito en la Bodeguita del medio…
Este relato corresponde a mi viaje a La Habana en el 2018.