Seguro que tienes algún amigo que todos los veranos se escapa a la montaña, y tu piensas ¿qué tendrá la montaña que gana a unos días de relax en la playa?
Pues la montaña tiene ese efecto de paz, de sentirse libre en medio de unos paisajes impresionantes que cala muy dentro. Creo que disfrutar unos días de la naturaleza te mueve algo por dentro realmente irresistible, que afecta tanto a tu cuerpo como a tu mente, y es perfecto para desconectar y recargar pilas, de verdad, haz la prueba. De hecho, una reciente investigación indica que cuando nos rodeamos de árboles respiramos oxígeno de mejor calidad y por ello sufrimos menos la ansiedad y la depresión…
Seguro que has oído hablar de Cerler, sobre todo como estación de esquí en el Pirineo Aragonés, pues bien, hoy te quiero enseñar la otra cara del Pirineo sin tablas de snow, ni esquís; con una preciosa ruta, imprescindible si alguna vez vienes por aquí. Porque no todo es esquiar en este valle del Parque Natural de Posets-Maladeta.
¿PREPARADO PARA EMPEZAR LA RUTA?
Como te puedes imaginar, la ruta se llama así porque a lo largo del recorrido pasas por tres cascadas, siendo la de Ardonés o del Boom -la última-, la que tiene el salto de agua más impresionante. La zona de las cascadas es espectacular, con una vegetación de postal de alta montaña es difícil no parar a echar una foto a cada paso. La ruta es bastante fácil, corta (alrededor de 2h y media- ida y vuelta-) y aunque tiene su puntito de aventura, es ideal para ir con niños.
Hay dos alternativas
El recorrido más largo, pero más completo sale desde el Centro Comercial de Cerler -al lado de la pradera- y está indicado perfectamente con carteles y marcas amarillas y blancas. Para coger el otro camino tienes que seguir con el coche por la carretera del Ampriu, a mitad de camino más o menos kM 4,5 a mano izquierda verás una curva bastante cerrada con una pequeña explanada en la que siempre hay coches aparcados. Desde ahí sale la pista que te lleva hacía las cascadas.
A mi me parece más bonita la ruta que sale directamente desde el pueblo, pero según el tiempo del que dispongas o la logística -importante también- que sepas que tienes las dos opciones. Desde Cerler irás ascendiendo a través de un camino de piedras estrecho y un poco incómodo hasta pasar la pequeña ermita de San Pedro Mártir, el patrón de Cerler.
Un poco más adelante encontrarás el río Ardonés que desde este punto nos irá acompañando todo el camino y un puente que tendrás que cruzar. Esta primera zona es una zona de prados que se tiñe de amarillo y naranja con el sol de verano, pero una vez pasada la presa, el paisaje cambia radicalmente llenándose de pinos y mostrando la primera cascada.
Seguimos avanzando con el río a nuestra izquierda, hasta llegar a la cascada de Ardonés, que tiene un salto de agua espectacular, no solo por la altura sino porque suele llevar bastante agua y el sonido del agua cayendo es abrumador. Justo delante de la cascada hay una pequeña pasarela con el mejor ángula para hacerse la foto ¡Ojo porque aunque parezca que no, el agua cae suficientemente cerca como para ponerte perdido!
Para regresar, puedes volver por donde has venido, o bien coger el camino que discurre por la ladera opuesta. Para ello tendrás que cruzar la pasarela, y como el terreno está un poco resbaladizo han puesto un cable de metal del que te puedes agarrar para no resbalar. Unos metros delante en el barranco de Clotet verás la segunda cascada y la tercera practicamente al lado en el barranco de la Mascarada. Esta última suele tener menos agua aunque también es muy bonita.
Una vez pasadas las cascadas, te toca atravesar los prados de Paluenga donde no te extrañe ver a las vacas pastando a sus anchas y con unas vistas preciosas de las montañas al fondo termina la ruta cogiendo otro camino de piedras estrecho que te deja en el pueblo donde el abrevadero.
¿Qué te ha parecido esta ruta? ¿Te animas?
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